Por qué aumentan sin control los casos de COVID en Reino Unido

Por qué aumentan sin control los casos de COVID en Reino Unido

Los casos de COVID en Reino Unido han vuelto a aumentar, con casi 50.000 diarios, los niveles más altos desde julio. Cada semana mueren cerca de un millar de personas, y este lunes se reportó el número de muertes diarias más alto desde marzo de este año, 223 personas. La incidencia a siete días es de 446 por 100.000 habitantes (en España, es de 23 en esa medida), una excepción en Europa.

El incremento parece estar impulsado por los datos de Inglaterra, ¿cuáles son las razones detrás del auge de los contagios?

El 19 de julio, cuando el Gobierno británico eliminó todas las restricciones, incluida la obligatoriedad de llevar mascarilla en colegios, teatros, discotecas o transporte público en Inglaterra (en Escocia, por ejemplo, las mascarillas sí son obligatorias en estos casos), menos de la mitad de la población de Inglaterra tenía la pauta completa y el número de casos seguía siendo alto. Eso quería decir que la mayoría de los más vulnerables tenían cierta protección contra la enfermedad, pero aún faltaba mucho para decir que el virus estaba contenido. 

La velocidad de propagación del virus aumentó a medida que la gente volvió a sus rutinas de siempre y los estudiantes a sus institutos y colegios con muy pocas medidas de protección. Especialmente entre alumnos de secundaria no vacunados, que hoy tienen las peores tasas de contagio del país. Los contagios en este grupo de edad explican en gran medida la actual epidemia en Reino Unido.

La relajación de las medidas de contención también contribuyó a la propagación del virus. En particular en Inglaterra, el uso de mascarillas ha disminuido considerablemente desde el verano, según la encuesta semanal CoMix de la London School of Hygiene & Tropical Medicine.

Es un dato relevante para entender la propagación del virus en espacios interiores, pero no explica por sí sólo el aumento tan pronunciado en Inglaterra: el uso de mascarillas sigue siendo habitual en Escocia y allí el número de casos también es muy elevado.

Aunque los ciudadanos se están reuniendo más desde el levantamiento de las restricciones, es importante recordar que el número de encuentros sociales sigue siendo muy inferior al de antes de la pandemia, así que todavía hay margen para que los contagios aumenten ahora que la gente está volviendo a la oficina y a otras actividades.

Según el NHS de Inglaterra, el Servicio Nacional de Salud de Inglaterra, la tercera dosis de la vacuna puede administrarse desde el 2 de septiembre a las personas inmunodeprimidas y desde el 15 de septiembre a todos los mayores de 50 años, los trabajadores sanitarios y otras categorías de riesgo.

Pero el análisis del Guardian de los datos de las dosis de refuerzo muestra que apenas ha aumentado el número de vacunas administradas desde que el 1 de octubre se publicaron las primeras cifras.

Según un experto, en los siete días que terminaron el 12 de octubre, la tasa de dosis de refuerzo fue aproximadamente la mitad de la registrada para la segunda dosis de hace seis meses. Por otro lado, las organizaciones sociales ya han dado la voz de alarma por la cantidad de personas inmunodeprimidas que necesitan una tercera dosis y están teniendo dificultades para acceder a ella.

Pero no parece probable que el ritmo de administración de estas dosis explique el aumento general de casos en Inglaterra. Según el profesor Rowland Kao, de la Universidad de Edimburgo, se sabe «que hay un aumento medible en el número de personas que han sido vacunadas y que luego se contagian cuando ya han pasado unos seis meses de la vacunación; pero esto parece regir sólo en una proporción relativamente pequeña de vacunados». 

«Por tanto, la importancia de los refuerzos ahora es más para proteger a los individuos, y no tanto para evitar el aumento de casos que estamos viendo», dice también, añadiendo que donde se nota el bajo nivel de la dosis de refuerzo es en las hospitalizaciones.

Todos los niños de Reino Unido mayores de 12 años tienen derecho a recibir al menos una dosis de la vacuna contra la COVID. O dos, si su edad y otros factores como enfermedades subyacentes así lo indican (en Reino Unido, la norma general es administrar sólo una dosis para a los niños y adolescentes). Pero ha habido críticas por el ritmo de vacunación en este grupo. Según las cifras oficiales, en Inglaterra la tasa de vacunación entre los jóvenes de 12 a 15 años es de 14%, tres veces menor que el 44% de Escocia.

Podría ser un dato relevante, entre otros motivos porque las últimas cifras de la Oficina de Estadísticas Nacionales muestran un incremento notable en el número de contagios entre estudiantes de secundaria en Inglaterra: un 8,1% de ese grupo se ha contagiado de COVID según datos de la semana del 9 de octubre. 

Por lo que respecta a los colegios, también es importante recordar la eliminación de medidas de prevención como el uso de mascarillas en los colegios de secundaria de Inglaterra. Mientras tanto, el Gobierno escocés ha confirmado que los alumnos deberán seguir llevando mascarilla después de las vacaciones escolares que empiezan este fin de semana.

«Las tasas de contagio son más altas y aumentan más en los escolares, un grupo que en el colegio se mezcla mucho, donde no hay un uso real de la mascarilla, con poca protección de vacunas y mínimos intentos de evitar el contagio», dice a título personal el profesor Andrew Hayward, epidemiólogo del University College de Londres.

Según Hayward, es muy poco probable que este grupo desarrolle una enfermedad grave. Pero de acuerdo con Kao, los contagios entre jóvenes podrían extenderse a otros grupos. «Es probable que la vacunación de los adolescentes sea más importante debido al elevadísimo número de casos de adolescentes que hay en este momento, un escenario muy diferente al de anteriores oleadas de la pandemia», dice.

Reino Unido se adelantó al resto de países con su programa de vacunación masiva, que comenzó en diciembre de 2020, aunque luego muchos otros hayan llegado a los mismos niveles de inmunización o los hayan mejorado (en Reino Unido el 68% de la población tiene la pauta completa frente al 79% de España). Una de las consecuencias de esa ventaja inicial es que ahora Reino Unido es también uno de los primeros países en ver cómo disminuye la inmunidad otorgada por las vacunas.

Según un análisis de septiembre con los datos de la sanidad pública en Inglaterra, la protección contra infecciones sintomáticas causadas por la variante delta comenzó a disminuir a partir de las 10 semanas en personas vacunadas con AstraZeneca (que se usó ampliamente en Reino Unido) y también con Pfizer. Una vez pasados cinco meses, la protección otorgada por las dos dosis caía a poco más del 50% en el caso de AstraZeneca; y al 70% en el de Pfizer. La sanidad no tenía en ese momento datos suficientes como para evaluar la pérdida de eficacia de la vacuna desarrollada por Moderna.

La disminución de la inmunidad tiene que ver sobre todo con la probabilidad de contagio, porque la protección contra la hospitalización y la muerte se mantiene mucho más elevada. Pero las «infecciones avanzadas» en vacunados pueden seguir siendo graves y hasta mortales, de ahí que el Gobierno haya aprobado una dosis de refuerzo para personas vulnerables y personas mayores de 50 años.

A lo largo de esta pandemia, la llegada de nuevas variantes ha provocado grandes aumentos en el número de casos. La variante alfa jugó un papel clave en el aumento del pasado invierno, mientras que la delta tuvo mucho que ver con los incrementos de la primavera. Ahora parece haber una nueva variante en Inglaterra que, concretamente, podría ser una variación de la delta (predominante en Reino Unido).

En su último informe técnico, la Agencia de Seguridad Sanitaria de Reino Unido ha afirmado haber «observado que un sublinaje de delta, designado recientemente como AY.4.2, se está expandiendo en Inglaterra». La agencia también ha comunicado que estaba analizando esta variante de la variante. En los siete días que comenzaron el 27 de septiembre, los últimos con datos completos de secuenciación, el AY4.2 representaba en torno al 6% de los casos de coronavirus secuenciados según la agencia, y estaba «en una trayectoria creciente».

Pero el profesor Francois Balloux considera poco probable que la nueva variante esté detrás del reciente aumento de casos. «En este momento, su posible mayor transmisibilidad sólo podría explicar una pequeña fracción de los casos adicionales», dice Balloux, que dirige el Instituto de Genética en la University College London. «Su frecuencia es de alrededor del 10%, si suponemos que puede ser un 10% más contagioso, eso sólo explicaría un 1% adicional de contagios».

Traducción de Francisco de Zárate

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